Se estrena el documental «Respirar Helado», una invitación a un sensorial viaje por la Patagonia

El 5 de noviembre se estrenará en la Cineteca Nacional el documental Respirar Helado, de Caro Bloj, tras recorrer festivales como FIC Valdivia, FIDOCS, FEMCINE, SANFIC y FILMAR (Venezuela), entre otros. También itinerará por regiones.

Bloj es escultora y llega al mundo del cine desde el arte. Estudió cine documental en Francia Lyon II y en ICEI de la Universidad de Chile. Así, con esta obra audiovisual, Respirar Helado, la directora se enfoca en contar una historia de mujeres en las tierras australes de Tortel, mientras esperan la llegada de un buque a finales de invierno. A través de ellas, accederemos a un lugar esculpido por los hielos, los bosques y el viento. La cinta ofrece un sensorial viaje al sur de la Patagonia.

«Fue una necesidad registrar el ritmo del paisaje«

Cuando Caro Bloj conoció Tortel, quedó maravillada. Regresó seis años después para realizar Islas húmedas, una instalación de escultura cerámica. «Durante el tiempo que estaba trabajando en las esculturas nace la necesidad de hacer la película documental», cuenta. «A simple vista pareciera que se trata de dos proyectos diferentes, sin embargo abordo el mismo tema a partir de lenguajes distintos y complementarios. Elegí Tortel porque es único y porque cuando lo conoci recuperé el asombro que pensé que había perdido. Cuando llegué me sentí atraída por lo nuevo de cada sensación y a la vez me sentí en mi casa», agrega.

Para Bloj los lugares intensos, «que definen nuestra forma de conectarnos y relacionarnos con el entorno, han sido el motor que estimula mi trabajo. Son viajes que me enfrentan a una nueva geografía, generando contraste, asombro y preguntas, que expreso tanto en esculturas cerámicas de figura humana, pinturas y películas documentales. Es así como nace Los Pasos que Flotan, de una navegación desde Valparaíso a la Antártica, donde me encuentro frente a un mundo de glaciares escondidos en la niebla y al ruido del hielo rompiéndose y quebrándose mientras el buque se abre paso en un mar sólido. Luego surge Más a Tierra de Isla Robinson Crusoe, donde quienes la habitan son como mitos vivos habitando esa tierra de leyendas. Profundizando en esta búsqueda llego a Tortel, un pueblo que no toca el suelo, elevado por una red de pasarelas de madera de ciprés de las Guaitecas, donde la rigurosidad de la Patagonia esculpe a quienes se atreven a vivir en esos lugares tan rudos y de u na belleza enorme».

La realizadora reconoce que «fue una necesidad registrar el ritmo del paisaje de Tortel. La Patagonia es muy dinámica con sus nubes siempre en movimiento, los colores son siempre contrastados porque todo está mojado y fresco por la lluvia. Tenía la necesidad de acompañar y esperar esos momentos, esperar el paisaje, buscar el clima. Así también quería profundizar en la idea de cómo la gente de este pueblo que carga literalmente todos los días las cosas tienen también una carga espiritual. La imagen elocuente de esta idea la encuentro en las familias cargando ciprés de las Guaitecas como forma de sobrevivencia».

Con todos estos estímulos de la naturaleza, la directora imaginó inicialmente una película sin palabras. «Pero me pareció atractivo que todavía existan pioneros vivos que pueden relatar cómo llegaron cuando no había nada. Luego, conocer esta historia a través de mujeres, que llegaron de niñas, que parieron y criaron a sus hijos en campamentos. El hecho de que todo el pueblo esté sobre pasarelas lo hace único y es elocuente de cómo los habitantes se ingeniaron para habitar un suelo tan sensible».

La cineasta agrega que: «La película requería de personajes contrastados. A través de la investigación decidí que la historia sería protagonizada por mujeres de diversas edades y quería que, a pesar de los contrastes, hubiese una lógica interna entre ellas, como si a pesar de las diferencias fuesen una sola mujer representada. En esta búsqueda encontré a Marcela como personaje central y a su hija Izamar. Ellas representan el sol en medio de la lluvia, la luz, la ternura y candidez en este paisaje rudo. Luego vimos cómo muchos ancianos no salen de sus casas, se encierran por el frio, porque las pasarelas son resbalosas por las heladas y las lluvias, pero sobre todo por lo agotador de subir y bajar escaleras. Existía un universo en esas mujeres que miran el mundo tras sus ventanas. Así llegamos a Juana Vidal, pionera de la zona, quien nos «narra» la historia de Tortel. Y Leonila -quien tenía más de cien años cuando hicimos el rodaje- nos habla de la muerte, un tema tan p resente en toda la Patagonia. Finalmente necesitaba a una mujer que representara la dureza, el frio de los glaciares, curtida por el clima. En esa búsqueda llegué a la hija de Leonila: Lola, quien no le tiene miedo a nada. Estas cinco mujeres podrían ser una sola».

Bloj destaca que espera «transmitir y compartir una historia contada por mujeres de Tortel, a través de un lenguaje audiovisual que intenta incorporar mi búsqueda por acercarme a la memoria a través del cuerpo en movimiento. Espero para quienes la vean, entregar una pequeña ventana a La Patagonia, hacerles sentir su ritmo, que sientan el frio y la belleza de ese pequeño pedazo de tierra entre campos de hielo».

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