Para su séptimo álbum de estudio Michael Jackson tenía una sola idea en mente: debía crear el mejor disco de la historia, cosa que según los entendidos y con la sabiduría del paso del tiempo, el chico de Indiana, lo logró con creces con Bad.
Corría el año 1987 y la cultura urbana se tomaba las calles de Estados Unidos a través de manifestaciones artísticas como el break dance y el grafiti; era plena era Reagan y la Guerra fría aún tenía a todo el mundo enajenado. Bajo este escenario mundial nace uno de los mejores discos de la historia y el primer gran desafío del Rey del Pop. El álbum posee la mejor tecnología de grabación disponible en el mercado en ese entonces. Este nuevo trabajo debía superar al multiventas y reconocido mundialmente Thriller, de alguna forma tenía que ser una fábrica de más hits y posicionar a Michael como un artista completo, capaz de interpretar lo nuevo y combinarlo con las raíces y ritmos afroamericanos.
El disco contiene once canciones de las cuales diez son hits reconocidos por todo el planeta y parte importante de la discografía de Jackson. En casi cincuenta minutos de música pop, destacan creaciones e himnos populares alrededor del mundo como Bad, Smooth Criminal, The way you make me feel, Liberain girl, Dirty Diana y Leave me alone, sólo por mencionar algunos.
Según se cuenta, el proceso creativo fue bastante comprometido por parte de todos los involucrados. Desde los técnicos hasta los coreógrafos, bailarines y responsables de los espectaculares videos o cortometrajes (Martin Scorsese incluido), como le gustaba llamarlos a Jackson; cada uno estaba completamente convencido de que estaban realizando el mejor disco de la historia, la vibra que se vivía era muy especial. Así lo detallan en el documental Bad 25 de Spike Lee.
Este disco era la tercera colaboración consecutiva junto a Quincy Jones, la vara estaba demasiada alta después de The Wall y Thriller, por lo tanto se tenía que trabajar a conciencia de lo que se estaba creando, darle los nuevos aires que buscaba Michael, sin perder la vibra que le había dado la dupla a sus discos anteriores.
El autor de The way you make me feel conocía sus capacidades y siempre buscó llevarlas a otro nivel. En Thriller muchas veces realizaban hasta más de noventa tomas de cada canción. Y para Bad realizó la misma cantidad de cortes, pero además trabajó con un equipo anexo para poder generar más material de estudio y tener más posibilidades de generar canciones de alta calidad. Así de arduo fue el trabajo.
El ambiente en el que se grabó el disco era pura alegría, conocimiento y colaboración, grandes músicos y productores participaron en esta ambiciosa aventura de Michael Jackson, entre ellos Jeff y Steve Porcaro de Toto, quienes ya habían dicho presente en la creación de Thriller como músicos de sesión.
Jackson estuvo involucrado en todo el proceso creativo del disco, así lo detalla por ejemplo Steve Stevens, guitarrista que fue invitado para tocar en Dirty Diana, una de las mejores canciones del disco y de las más valoradas por los fanáticos, ésta habla de una groupie que no dejaba de acosar a Michael. Stevens cuenta que el artista sabía de todo, desde los tiempos de la guitarra, hasta los mínimos detalles de la composición; hasta el día de hoy asegura que fue una gran experiencia.
La idea de Michael era actualizar su estilo a algo más urbano, siempre fue un gran observador de la contingencia y sabía que la onda disco ya era historia, ahora las pandillas callejeras era lo que se llevaba, por eso las letras de la portada como un grafiti, por ejemplo. Debía actualizar su estilo y demostrar que estaba a la moda, por otra parte el niño bueno y genio artístico debía quedar atrás para dar paso a algo más maduro y rudo.
Una de mis favoritas del álbum es Smooth Criminal – en un momento ese título se pensó para el álbum y fue descartado por lo fuerte que sonaba – casi como un acto premonitorio a todo lo que se le avecinaba al Rey del Pop con las acusaciones de abuso infantil, todas sin fundamento real.
Una historia digna de destacar de esta canción es que Michael había realizado tiempo atrás un completo curso de primeros auxilios y resucitación, quizás ya manifestando sus manías. Como parte de este curso le regalaron una muñeca para que practicara lo aprendido, la cual se llamaba Little Ann. Cada día, casi como una cábala, todo el equipo cuando terminaban de revisar parte del material generado, miraban a la muñeca y le preguntaban “Annie, are you ok?” frase que dicha de 10 formas distintas, se transformaría en parte del coro de Smooth Criminal.
La última canción del álbum es Leave me alone, para el tiempo que la compuso ya los rumores y certezas acerca de sus excentricidades eran tema obligado en los tabloides, con los cuales Jackson y sus fanáticos jamás tuvieron buena relación (Fuck the press, Michael is the best!), por eso salió con la idea de hacer un video con todos los mitos que se hablaban de él. Que había comprado el esqueleto del hombre elefante, su relación con Elizabeth Taylor, su obsesión con los animales exóticos, incluyendo al bueno de Bubbles.
Bad fue un disco éxito de ventas y elogiado por la crítica especializada que lo catalogó sin tapujos como una obra maestra por su técnica y contenido, si bien no superó a Thriller, es uno de los 20 álbumes más vendidos de la historia de la música. Con este trabajo Michael Jackson pudo experimentar otros ritmos, otra estética. Es su último trabajo con rasgos afroamericanos en la piel, el último antes de las acusaciones que lo hundieron, es el último resabio de genialidad pura del chico de Indiana que quiso gritarle al mundo acerca de quién era el malo. Al final, ya sea por acción u omisión, al tratarse de él, los malos fuimos nosotros.