Una de las paradas obligadas al viajar a Uruguay es Colonia del Sacramento. Bautizada por los locales como Colonia, es una ciudad que enamora a cada turista por su historia, arquitectura colonial y sus atardeceres dignos de ser fotografiados.
Fundada en 1680 por el portugués Manuel Lobo, la ciudad pasó de dominio de Portugal al español varias veces, hasta la Declaratoria de Independencia de la Banda Oriental en 1825. Estos sucesos hicieron que Colonia tuviera una fusión de estilos arquitectónicos y urbanísticos propios de cada país colonizador, presente en cada calle.
Uno de los recorridos clásicos es la visita guiada por el Casco Histórico de Colonia del Sacramento, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1995, que permite sumergirse de lleno en el legado cultural de la ciudad. Siguiendo por la rambla de la ciudad, paseo que muchos eligen hacer en bicicleta, se llega al Real de San Carlos, antiguo enclave militar español.
Otro imperdible es La Calle de los Suspiros, un lugar lleno de secretos y leyendas tanto románticas como trágicas, que transmiten al que camina por ella magia pura. Por último, antes de despedirse con las mejores postales de la ciudad, es necesario subir al majestuoso Faro para una vista panorámica y una visita al Puerto de Colonia para contemplar un imponente atardecer.
Sin dudas, dentro de este recorrido la buena gastronomía no faltará. La variedad de restaurantes para almorzar, cenar, disfrutar de un rico trago o un café es muy amplia, presentando menús variados que exploran la cocina internacional, minutas hasta la más innovadora cocina de autor. No obstante, el plato más aclamado es el chivito completo acompañado de una cerveza helada, un clásico uruguayo.
Ya sea 2 horas desde Montevideo por ruta o 45 minutos por barco desde Buenos Aires, llegar a Colonia es tan sencillo que no hay excusas para no conocerla. La variedad de actividades y su encanto histórico hacen de este destino una de las “paradas obligatorias” de Uruguay.